Escombros

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Cuando era pequeña, se derrumbó un edificio entero que había cerca de mi casa. Recuerdo que cuando vi los distintos pisos desnudos, sin paredes, me invadió una extraña sensación. Me gustó esa versión a tamaño real de una casa de muñecas, tan decadente. Podías ver las distintas habitaciones desde la calle, la vida de gente como con las tripas fuera. Había un dormitorio con las camas hechas. Un cuarto de baño de baldosas blancas relucientes, con un espejo. Y recuerdo sobre el espejo una bombilla encendida. A veces el caos y el desorden me gustan tanto, que lo contrario me parece más cercano a la falta de vida.

3 comentarios:

Percival H. Fawcett dijo...

Y tanto ... mira si no como son los cementerios de combatientes de la WWII que hay en Francia ... de lo más ordenadito que hay .

coco dijo...

A mí me encanta vivir constantemente en esa fina linea que separa el caos del orden. Pero mi armario no.

Señorita Puri dijo...

Seguro que el pobre inquilino, en el suelo de la calle, rodeado de escombros, elevó la mirada hacia la planta 12, a la habitación y la cama donde dormía hace escasos segundos, se sacudió el polvo de su pijama, vio la luz de la mesilla y pensó: "Joder, la pedazo factura que me va a llegar".

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